Un deseo transformador de ser limpio

Una tarde estaba conduciendo en Provo y recibí una llamada para llevar a una pareja desde Walmart en la diagonal que solía ser Albertson. Me detuve y el hombre colocó las provisiones en mi baúl y luego se subió al auto mientras la mujer que estaba con él fumaba su cigarrillo y se tomaba su tiempo para hablar con un muchacho que estaba recolectando donaciones. Cuando se subió al auto ella estaba un poco molesta porque él la había estado presionando para que se diera prisa.
Comenzamos a conducir y ella habló sobre el muchacho que estaba recolectando donaciones para un centro de rehabilitación de drogas. Empecé a dirigirme hacia los destinos que me dieron. Mientras conducíamos, hablé de lo bueno que era ese tipo de lugar de rehabilitación de drogas debido a que el alcoholismo formaba parte de mi historia familiar. Dije que me alegraba de que existieran lugares así.

Luego tuve la sensación de hablar sobre la persona a la que había llevado en un viaje el día anterior. Esa historia está escrita bajo el título “sabes que es bueno cuando la abuela te respalda”. Es una historia milagrosa que muestra cómo Dios se acerca en tiempos de necesidad.
Después de contarle esa historia a esta pareja les pregunté cómo creían ellos que yo había sabido que decir en ese momento. El hombre sin dudarlo y con una voz sarcástica casi enojada dijo “Dios te dijo que lo dijeras”. Esa fue la respuesta correcta, pero el tono fué distinto del tono que había estado usando en la conversación hasta ese momento. Después de hacer esa declaración, se cerró y no dijo una palabra más durante todo el viaje. 

Sin embargo, la mujer comenzó a entablar una conversación sobre ese mismo tema, acerca de cómo Dios envía a sus ángeles y sus siervos para salvar a una persona específica. Yo hablé de la importancia de decir lo que el espiritu nos susurra que digamos. Le dije que en ese momento había sentido el impulso de Dios de decirle que él también la amaba y que sentía que quería que le hiciera saber que él veía mucho más en ella de lo que ella veía en ella misma.
Le pregunté qué sabía sobre la iglesia y dijo que no sabía nada. Había visto a algunos misioneros en el centro comercial donde trabajaba y les había preguntado qué estaban haciendo. Le dijeron que enseñaban sobre Jesucristo. Ella dijo que había querido que vinieran a enseñarle, pero que aparecieron dos misioneros diferentes,se sintió confundida y las cosas no salieron bien, nisiquiera habían comenzando a enseñarle.

Claramente, los dos misioneros que vio estaban en su P-day y no cubrían el área donde ella vivía, que era un hotel justo al lado del centro comercial. Cuando los misioneros que cubrían esa área llegaron allí, ella no entendía y no había estado preparada, se sintió un poco decepcionada de que los dos primeros no aparecieran.
En este punto llegamos al hotel y su novio salió del auto, cerró la puerta y salió furioso. Cuando salió del auto, el espíritu cambió inmediatamente. Para mí fué claro que su novio jugaba para el otro equipo.

Le hablé de cómo a través de la lectura de las Escrituras y la oración, Dios nos acerca para que podamos ser sus instrumentos y para saber cómo ayudar a los demás y cómo ayudarnos a nosotros mismos. Dije que no podíamos quedarnos sentados y ver el mundo arder mientras decimos que desearíamos que Dios detuviera eso. Él espera que nos involucremos, tomemos una manguera y comencemos a apagar el fuego nosotros mismos. Al ayudar a los demás, descubrimos que realmente nos ayudamos a nosotros mismos.
Le hablé de la iglesia y las cosas buenas que hacemos como iglesia. También hablé del libro de Mormón y de cómo tenemos la plenitud del Evangelio. Luego testifiqué de la veracidad de ese libro junto con la Biblia y de cómo tiene el poder de cambiar vidas. Testifiqué del profeta José Smith, llamado de joven a restaurar la verdad de Dios sobre la tierra. Testifiqué acerca de la importancia del bautismo y de ser limpio y recibir el don del Espíritu Santo. Sentí como el espíritu impactaba en ella mientras testificaba.

Le mencioné que Jesús vino a América y que cuando lo hizo, sus seguidores aquí ya habían sido bautizados, pero cuando Jesús vino, todos tocaron las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies y luego se arrodillaron y dijeron la palabra ”hosanna” que significa que ”Dios nos salve ahora”. Fué una suplica de ellos para ser salvos y Dios les dio exactamente eso, salvación. Llamó a 12, luego les dio autoridad para bautizarse unos a otros y a toda la gente a pesar de que habían sido bautizados previamente y creían en Cristo.
Le dije que este bautismo que Jesús mismo les instruyó que hicieran era el bautismo que tenemos hoy en la tierra en nuestra iglesia. Así es como la gente se vuelve limpia y sigue a Dios. Le dije que eso era lo que estaban haciendo esos misioneros y lo que querían enseñar. Ellos enseñan la importancia de venir a Cristo y recibir este bautismo para que podamos tener el siguiente nivel de bendiciones que Cristo tiene para ofrecer a los hijos de Dios y que fué necesario incluso si ellos ya habían sido bautizados.

El espíritu se sentía muy fuerte y las lágrimas corrían por su rostro. Dijo que quería ser limpia y que quería saber más. Le pregunté si podía pasar al día siguiente y llevarle un libro de Mormón para poder leerle las Escrituras de las que habíamos hablado. Ella dijo que sí.
Dijo que comenzaba a trabajar a las 10 de la mañana, así que las 8:30 sería perfecto. Hicimos una cita para estar allí a las 8:30 del día siguiente. Nota al margen … esto no es fácil si estuviste despierto hasta las 4 AM la noche anterior conduciendo zzzzzzzzzzzzz.

Me pidió que le enviara un mensaje de texto con esa cita para que pudiera asegurarse de estar allí. Ella me dio su número y le envié un mensaje de texto desde mi teléfono en ese momento. Salió del auto y dijo que estaba muy agradecida de que me hubiera tomado el tiempo de compartir esto con ella. Estaba emocionada por el día siguiente.
Al día siguiente, cuando fui a su habitación de hotel para llevarle el Libro de Mormón, la persona que limpia estaba allí y me dijo que ya se habían marchado. Se habían ido y nadie sabía dónde. Fui a su trabajo para ver si podía encontrarla allí y no se encontraba en ninguna parte de la tienda. Me resigné a pensar que  había plantado una semilla y que algún día crecería.

Un mes después, un domingo por la mañana, recibí un mensaje de texto de esta joven que decía que si todavía estaba interesado, a ella le encantaría que fuera y llevara ese libro de Mormón. Me dio su nueva dirección y me preguntó cuándo podía pasar.Estaba tan emocionado y dije qué podría ir al dia siguiente a las 9 AM. Ella dijo que eso era perfecto. Entonces simplemente la llamé.
Ella dijo que su exnovio le había dicho que si esta era la dirección en la que ella quería ir, se iban a separar y él se había ido minutos después de nuestra conversación de el mes anterior. Cuando él se fue, ella ingresó en rehabilitación por una adicción a las drogas de la que yo no tenía ni idea. Claramente, estar limpio significaba muchas cosas para esta joven. Mucho más un proceso completo que un evento. Dijo que quería ese ejemplar del libro de Mormón que le había prometido y quería ir a la iglesia. Ella me preguntó si podía ayudarle con eso. También mencionó que quería tener acceso al programa de la iglesia de siete pasos.

Al día siguiente a las 8:30 me presenté en su puerta y me quedé impresionado por lo diferente que se veía. Claramente estaba tratando de cambiar su vida. Me habló sobre su rehabilitación y cómo ese fin de semana iba a volver a ver a su familia en Arkansas ahora que había dejado las drogas. Hablé sobre ir a la iglesia y recibir a los misioneros y ella estaba emocionada de comenzar. Le di la información del programa de siete pasos y le dije que había hablado con el obispo de su barrio. Me había dicho que la estaca tenía consejeros que también podrían ayudarla con sus problemas de adicción. ¡Estaba muy emocionada! Ella dijo que nunca olvidará el poder del espíritu que sintió ese día en el auto y que cambió su vida y le dio una nueva dirección. Ella dijo que este pensamiento había sido su compañero constante durante la rehabilitación. ¡El Espíritu de Dios hará cosas así!
Entonces aquí es donde estamos. El domingo, Heather y yo vamos a ir a la iglesia con ella en su barrio de BYU. Su obispo está emocionado. Ella ya conoció a la Presidente de la sociedad de socorro y los misioneros nos encontrarán allí. Algún día pronto recibirá ese bautismo de Jesucristo para que termine de estar limpia.

Published by Driveronthewall

Behold, I am a disciple of Jesus Christ, the Son of God. I have been called of him to declare his word among his people, that they might have everlasting life.

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